22/09/2020 por Marlen López
Cuando recibo una oferta justo del tipo de comida que se me antoja en el día o de la clase de playera deportiva que llevo días buscando, me pregunto si alguien estará leyendo mi mente. Luego recuerdo que existe el Big Data. No son sólo nuestros pensamientos, opiniones y hasta lo que consideramos íntimos secretos los que pueden quedar resguardados en esa gran mina de información; lo que hacemos y dejamos de hacer, lo que compramos o queremos comprar, lo que nos gusta y lo que nos preocupa, todo está resguardado y disponible para quien quiera utilizar esa información.
Como usuarios, esta realidad puede ser intimidante. Pero si pensamos como dueños o promotores de una marca, no podemos negar que el Big Data se presenta como el medio perfecto para lograr uno de nuestros mayores anhelos: saber con toda la exactitud posible lo que quieren nuestros clientes.
Todo lo que deseamos saber del público al que tratamos de llegar puede ser recabado por alguno de los sistemas del Big Data. La pregunta, como señalan los expertos de IBM, no es a qué tipo de información puedo acceder, sino qué puedo solucionar a partir de ella.
Enfocar el tema desde el punto de vista de la solución a problemas o la respuesta a necesidades puede ser la mejor forma de aprovechar información sensible, que no todos los usuarios estarían dispuestos a compartir y que en algunos casos está protegida por instancias legales. Si utilizamos el Big Data para brindar mejores servicios y productos a los consumidores, podremos alejarnos de lo que se consideraría invasión a la privacidad y situarnos más cerca de la atención al cliente.
Esta es una muestra de la información más sorprendente que podemos averiguar gracias al Big Data.
Lo que estamos dispuestos a pagar por un producto
No es verdad que siempre busquemos el precio más barato. En realidad, queremos pagar lo justo y si el producto lo amerita, estamos dispuestos a pagar mucho. Con el Big Data, las marcas y almacenes pueden conocer incluso el precio exacto que pagaría un consumidor y cambiar los precios en función de ello.
Nuestro estado de salud
Fue muy conocido el caso del papá que se enfureció contra una tienda, porque no dejaba de enviar ofertas relacionadas con el embarazo a su hija adolescente. “Si mi pequeña no puede estar embarazada”, sostenía el airado padre. Lo cierto es que la chica lo estaba, y la tienda lo supo primero. De igual forma, las búsquedas, consultas y compras de un usuario pueden revelar su estado de salud y ánimo.
Lo que nos atrapa de un libro (y lo que nos aleja)
El libro que se escribe ante los ojos del lector, en función de sus elecciones y preferencias dejará de ser el tema de una historia fantástica, para convertirse en realidad. Los dispositivos y aplicaciones para leer libros digitales permiten identificar los pasajes favoritos de un lector, los temas que más le interesan y que prefiere compartir y también el tipo de textos en los que abandonar la lectura. Esta información es oro para las editoriales y los autores, quienes gracias al Big Data pueden saber lo que espera su público.
Lo que depara el futuro
Tal vez no sea un futuro muy lejano, pero sí el que nos interesa; ése donde tenemos más posibilidades de vivir. Los datos también se usan para estimar cuestiones como la expansión de una epidemia, la evolución de una enfermedad o los lugares más propicios para que se cometa un crimen. En el ámbito laboral, el Big Data se ha empleado para analizar el grado de satisfacción de los empleados e incluso para saber si están pensando en cambiar de trabajo.
La información está ahí. El reto de las marcas y agencias es desarrollar estrategias óptimas para usarla.